Se estima que durante la Guerra de Corea, más de 100 mil mexicanos y méxico-americanos sirvieron en el ejército de Estados Unidos, lo cual representaba al rededor del diez porciento del total de las tropas. Para estos soldados, el uso del español estaba prohibido, y con ello su identidad cultural era suprimida.
Los motivos de Caín es una obra literaria del escritor mexicano José Revueltas, publicada por primera vez en 1957. Su protagonista es Jack Mendoza, un méxico-americano desertor del Ejército de Estados Unidos que sirvió en la Guerra de Corea[1]. El relato está basado en un encuentro casual del mismo autor con el protagonista en una taberna de la ciudad de Tijuana, durante la década de los cincuenta.
“Precisamente lo conocí en Tijuana. Tenía el mismo aire de haberlo perdido todo y de estar al otro lado de cualquier límite […] Había desertado de la Guerra de Corea. Era Jack, pero se negaba a decir una palabra de todo aquello que le había ocurrido…”
José Revueltas, 1957.
En el relato, Jack es un hombre que se encuentra a sí mismo atrapado en tres espacios: el del aparente surrealismo de la cotidianidad de Tijuana, su vida y experiencia en los Estados Unidos como mexicano de segunda generación, y el fantasma de su paso por la Guerra de Corea, el cual lo persigue mientras deambula errante en la avenida principal de Tijuana. No es de extrañar que el relato, del que no podemos asegurar en dónde termina la realidad y comienza la ficción, comience en Tijuana como metáfora del desarraigo identitario.
La culpa de ser desertor del ejército, y la culpa por la posibilidad remota de haber asesinado durante su participación en la guerra lo persigue. Jack no se considera a sí mismo humano, y es este cuestionamiento recurrente sobre la condición humana despojada de todo referente identitario lo que atraviesa el relato: “la falta de identidad, de pertenencia a un grupo, lo sume en la más absoluta invalidez. A tal grado que ya no se siente hombre, sin o un ente cualquiera con disfraz de ser humano” (Herrera, pág. 214).
“Más allá, la afelpada noche coreana, esa noche de musgo negro, con sus alucinantes ruidos silenciosos y el invisible movimiento de sus tinieblas lunares–de esa otra luna que está atrás de la que vemos, esas espaldas de tinieblas del siniestro hemisferio lunar desconocido”
José Revueltas, 1957.
El giro en la trama sucede cuando de entre sus memorias Jack rescata su experiencia de haber conocido a Kim durante su estancia en la península, un soldado norcoreano y comunista al que él mismo convirtió en prisionero de guerra como opción alternativa a darle muerte en el campo de batalla. La relación entre Jack y Kim se hace más profunda cuando descubren que ambos tienen algo en común: la misma lengua, el español. “el idioma de los antepasados de Jack y la lengua que el norcoreano aprendió de su madre”, de su madre mexicana, al igual que la madre de Jack. (Herrera, pág. 220)
Sin embargo, al protagonista y a su único aliado humano los separa una guerra absurda, una estructura de dominante dentro de la mente de los individuos a la que terminarán por someterse aún contra sus propios deseos y temores, y que será la causa de la posterior condición errante de Jack.
“¿Mexicano?—Interrogó Jack con una especie de sobre salto—¿Cómo está eso?. Tom y Elmer escuchaban con una curiosidad divertida, sin comprender las palabras en español, que les hacía increíble pudiera ser el idioma común de Jack y el norcoreano, dos personas tan diferentes entre sí, tan opuestas y tan desiguales, aún sin contar el color moreno de Jack…”
José Revueltas, 1957.
Los motivos de Caín es una obra que ha sido analizada también desde la literatura chicana, resaltando el contexto de la persecución de los pachucos, mexicanos de segunda generación en Estados Unidos, particularmente en Los Ángeles, California y su condición de ciudadanos de segunda, algo que experimentarían también los inmigrantes coreanos en Estados Unidos después de la década de los sesenta.
Quizá, sin advertirlo, en su relato José Revueltas también da cuenta de otro movimiento migratorio, la migración coreana en México que inició en 1905 y su posterior dispersión por otras ciudades del país, entre ellas Tijuana. Muy probablemente, un análisis más profundo sobre la obra, con una detallada revisión del contexto histórico arroje más luz sobre este relato. Mientras tanto, la presente reseña tiene únicamente por objetivo invitar a quienes estén interesados a sumergirse en sus páginas e imaginar las posibilidades diversas de habitar la frontera.
Fuentes de consulta.
Herrera Galván, Alejandra (2000). “Jack Mendoza, pararrayos del sufrimiento humano. Acercamiento a Los motivos de Caín de José Revueltas”. En Zalomati, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Azcapotzalco.
Revueltas, José (1984 [1957]). Los motivos de Caín. México: Ediciones Era.
Bárcena, Martha & Figueroa, Bruno (6 de junio de 2020). “Mexicans: Forgotten soldiers of 1950-53 Korean War”. En The Korea Times. Revisado el 15 de septiembre de 2021.
[1] La Guerra de Corea sucedió entre 1950 y 1953, luego de que al finalizar la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos y la URSS expulsaran a los japoneses de la península coreana y dividieran el territorio en dos estados diferentes a partir del paralelo 38. La Guerra de Corea estalla en 1950 por un intento de los norcoreanos de recuperar el resto de la península coreana, mientras los estadounidenses respaldaban a los surcoreanos en el escenario de la Guerra Fría.